jueves, 19 de agosto de 2010

Cremado

Abrí los puños solo para darme cuenta que estaba justo en la entrada del incinerador la obscuridad que me rodeaba era solo  quebrada por los sonidos del exterior, contrario a lo que pensaba no era un serie de llantos, eran murmullos que apenas se llegaban a escuchar, pero dentro mi la muerte era lo que menos importaba, ni los murmullos, ni si quiera el hecho de que no pudiera respirar, tan solo pensaba en tus ojos de miel en el tacto de tus manos, en la historia que tenia que escribirse y hasta el momento solo era una ligera caminata bajo la luz de la luna, fue entonces cuando ávido de necesidad de volverte a mirar estire los brazos buscando detener la banda que transportaba mi cuerpo hacia las brasas que con demencia me llamaban, sin embargo mis manos no eran libres mi alma ya no estaba dentro de mi cuerpo, comenzó tanto a extrañar a ese ser tan luminoso que decido erradicar se de una buena vez, ahora comprendo que me dieran por muerto y tan solo había regresado en ese preciso momento para evitar que mi cuerpo cayese al horno pues recordó que necesita del empaque para poder seguir mirando los ojos color de miel, y continuar con las historia y permitirse seguir caminando.

No hay comentarios: